ETAPAS DE LA REDACCIÓN
Redacción es una actividad comunicativa de primer orden,
que implica un estado cultural avanzado de quien la ejercita. Como no se trata
de un acto cuyo dominio se practica de manera mecánica, sino de un proceso de
construcción de pensamiento- y de su forma de expresión o presentación por
medio de textos escritos. De esta concepción dialéctica de la escritura -que
vincula el pensar con el escribir- deriva la necesaria y estrecha relación
entre contenido y forma, que todo redactor debe valorar como prioritaria y como
eje de cualquier ejercicio que se proponga realizar. En torno a ella giran,
pues, las características o cualidades de la buena redacción, que enseguida
analizamos.
CARACTERÍSTICAS DE LA BUENA REDACCIÓN
1. CLARIDAD: Característica primera de la buena
redacción es la claridad. Si la intención de quienes escribimos es que nos
entienda un amplio público, esto nos exige claridad en las ideas y transparencia
expositiva; es decir “visión clara de
los hechos o de las ideas y exposición neta y tersa de los mismos”. A la claridad mental o de ideas debe
corresponder un lenguaje fácil, basado en palabras transparentes y frases
breves, con el firme propósito de que el pensamiento de quien escribe llegue a
la mente del lector desde la primera lectura del escrito; una relectura
obligada del mismo estaría mostrando su oscuridad o su rareza, en tanto que su
relectura voluntaria o interesada indicaría que ha resultado atractivo o
importante para el lector. Además, que
claridad significa expresión al alcance de un hombre de cultura media y, por
tanto, quiere decir: pensamiento diáfano, conceptos bien digeridos y exposición
limpia, con sintaxis correcta y vocabulario o léxico al alcance de la mayoría,
ni preciosista ni demasiado técnico. En otras palabras, a las ideas claras debe
corresponder una construcción de la frase basada en un orden lógico y sin
palabras rebuscadas. Como primera
obligación doméstica de la redacción “comunicar el pensamiento del autor,
siguiendo un orden lógico o atendiendo al interés psicológico que lleva a
destacar algunos elementos y a iluminar a media luz
Sostiene que quienes mejor manejan el
idioma saben que la mejor palabra es la que entiende la mayoría; que la
claridad implica el empleo de términos de uso común, y que esto no significa
emplear un lenguaje corriente en el sentido peyorativo de esta palabra. Y
aclara que, aunque los libros técnicos y científicos requieren un vocabulario
propio -una jerga conocida y reconocida por minorías-, incluso esos textos se
pueden y deben escribir con un lenguaje general, entendible para lectores
medianamente instruidos. Por supuesto la claridad obliga a escribir oraciones
claras que formarán párrafos claros, así como a hilvanar esos párrafos de la
mejor manera. A esto contribuye el
empleo adecuado de las expresiones de conexión lógica, que en nuestras sesiones
de aprendizaje identificamos como “frases de pegamento” porque sirven para
darle ilación y coherencia al escrito
2. CONCISIÓN: Otra obligación de la prosa
es la concisión, virtud o cualidad que consiste en decir lo más con lo menos,
ahorrar palabras y evitar lo innecesario. El autor nos invita, con Azorín, a no
entretenernos y destaca que ser conciso exige precisión en el lenguaje,
combatir el exceso verbal y el regodeo, y acabar con las imprecisiones “que
tratan de explicar a sus amigas, las vaguedades”. Sobre esta segunda cualidad de la buena redacción, sólo
debemos emplear aquellas palabras que sean absolutamente precisas para expresar
lo que queremos decir. Conciso no quiere decir lacónico sino denso: “estilo
denso es aquél en que cada línea, cada palabra o cada frase están preñadas de
sentido. Lo contrario es la vaguedad, la imprecisión, el exceso de palabras; lo
que vulgarmente se dice retórica”. La
falta de concisión es el defecto general de los que empiezan a escribir... La
concisión es cuestión de trabajo. Es preciso limpiar el estilo, cribarlo,
pasarlo por el tamiz, quitarle la paja, clarificarlo... es preciso evitar lo
superfluo, la verborrea, la redundancia, el titubeo expresivo y el añadido de
ideas secundarias que nada fortalecen, sino que más bien la debilitan. La
concisión, en síntesis, genera rapidez y viveza en el estilo de nuestra
redacción, mediante el empleo de verbos activos y dinámicos.
3. SENCILLEZ: Uno y otro autor identifican la
sencillez -que consiste en emplear palabras de uso común como tercera cualidad
de la buena redacción. la sencillez no quiere decir vulgaridad; que con
palabras de uso común se pueden expresar elevados pensamientos, y que esta
obligación del buen redactor va de la mano con la naturalidad. Ser sencillo es huir
de lo enredado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco en suma; y
ser natural “es decir naturalmente lo natural”. Sencillo es aquel escritor que
utiliza palabras de fácil comprensión; y natural, quien al escribir se sirve de
su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo. La sencillez como una
rara virtud, que se refiere tanto a la construcción de las frases y a su enlace
como al lenguaje empleado. Afirma que huir del rebuscamiento es una forma de la
modestia, pero sólo busca escribir sencillamente quien está convencido de que
al hacerlo se expresa con la mayor elegancia. Para este autor, la sencillez
consiste en expresar las ideas escuetamente y sin retorcimiento, directa y precisamente,
sin adornos, sin apelar al diccionario para sacarle vocablos que nadie escucha;
es decir con naturalidad. Uno y otro autor se ocupan de la relación entre habla
y escritura. Observa que nadie escribe como habla, por más que de alguien se
diga que habla con puntos y comas. Habla y escritura se mueven, pues, en campos
diferentes: cuando uno habla suele decir alguna incoherencia, dejar sin
terminar una frase, o saltar de un tema a otro sin enterarse. Y el reto
consiste en aspirar a que lo que escribimos suene a conversa, “a una plática de
noche larga entre amigos, cálida y cercana.
Relaciona los hechos de hablar y
de escribir con el asunto de la naturalidad, requiere
de la elegancia. El hombre que sabe vestir bien irá elegante aunque vista un
traje sencillo. “Y el escritor podrá alcanzar las más altas cimas de la belleza
si sabe y puede conjugar lo natural con lo preciso, procurando aunar la
sencillez con exactitud”.. En todo acto de escritura incide, desde luego, la
variedad de fuentes, autores y enfoques teóricos con que cuenta quien se
dispone a escribir, pero en todo caso es fundamental el empleo correcto del
idioma nativo mediante la práctica sistemática, cotidiana, rigurosa y
disciplinada de la ortografía, la sintaxis y la puntuación. Para nosotros, el
máximo criterio de validez en este asunto es la práctica; sólo se aprende a
escribir escribiendo y corrigiendo nosotros mismos, y con personas calificadas
en el arte de redactar, una y otra vez, los textos que escribimos. Desde luego,
hay que considerar la presentación cuidadosa y ordenada de nuestros escritos:
desde la limpieza y la numeración de las páginas del mismo hasta el uso
adecuado de las notas de pie de página, las referencias bibliográficas, los
títulos y subtítulos y la nomenclatura que usamos para ordenar nuestro tema. Hay
que subrayar la importancia de elegir acertadamente el tema que se va a tratar
en un escrito; recopilar cuidadosamente los datos necesarios para su
desarrollo, ordenar y clasificar la información; formular el plan general del
escrito; redactar y reformular el borrador; redactar el trabajo definitivo, y
revisarlo cuidadosamente antes de la presentación a sus lectores o
destinatarios. En el dominio de la redacción, es indispensable practicar y
practicar: se aprende a redactar sólo redactando y redactando.
Las tres etapas lógicas del proceso de
redacción son: planificación, redacción y revisión. Deben realizarse en ese orden:
1. PLANIFICACIÓN:
Esta
primera etapa consiste en analizar cuidadosamente el tema y en aclarar las
ideas que se desea comunicar. Solo se puede escribir acerca de lo que se sabe,
pero hay que tener muy claro el contenido del mensaje que se piensa transmitir.
No vasta tener una idea vaga de lo que se quiere decir; se debe aclarar al
detalle el contenido de lo que pensamos escribir. Es necesario contar con
suficiente información; tener a la mano cifras, datos, fechas, citas y poner en
claro mediante una guía o un esquema el orden en que deberán aparecer en el
escrito. Igualmente nadie podría redactar un texto serio sin haber planificado
su contenido y haber preparado una guía o esquema, es decir una lista ordenada
de los puntos que debe tratar.
2. REDACCIÓN:
La
segunda etapa consiste en expresar por escrito las ideas o conceptos
bosquejados en la guía ya preparada. La redacción es la codificación de las
ideas: el ponerlas en el código idioma escrito. En esta etapa no debe ser
necesario pensar en que decir sino en como decirlo. Si ya hemos bosquejado los
temas o conceptos en e orden mas convenientes, la etapa de redacción consiste
solamente en ampliar estas ideas y exponerlas en oraciones completas.
Durante
la etapa de redacción se debería escribir lo más rápidamente posible, sin
preocuparse de la corrección ni del estilo. Lo que se esta escribiendo es
simplemente un borrador. Mientras más rápido escriba mas natural y espontáneo
resultara el escrito; será más agradable y “fresco”. No debe preocuparse por la
palabra exacta; si duda de la conveniencia de algún termino y preferiría
encontrar un sinónimo subraye la palabra sospechosa y continué escribiendo. En
la etapa de la revisión se ocupara de buscar un sinónimo de la palabra marcada.
El tiempo dedicado a la etapa de la redacción es muy valioso; uno suele entrar
en un trance y se alcanza un ritmo que no hay que interrumpir para buscar un
sinónimo.
3. REVISIÓN:
Si
hemos preparado un buen esquema basado en el análisis y contábamos con
suficiente información sobre el tema, y si hemos redactado muy rápidamente
siguiendo el esquema, lo que tendremos ahora será un borrador que hay que
revisar y corregir.
En
caso de que dispongamos de tiempo, debemos esperar que transcurran varias horas
o días antes de emprender la revisión del escrito. Si se trata de una carta o
de un memorando breve, esto seguramente no será posible, pero en el caso de un
informe, de una monografía o de un artículo para una revista, es conveniente
dejar “dormir” el borrador para olvidarnos de lo que hemos escrito. Luego lo
revisaremos y criticaremos como si se tratara de obra ajena. El acabado de una
obra es tan importante como su planificación y construcción.
ACTIVIDAD
1. Redacta un texto cuyo eje central sea esta idea:
- Los seres humanos han tratado siempre de establecer sistemas de comunicación con sus semejantes.
2. Ordena estas oraciones y forma con ellas un texto relacionando unas ideas con otras.:
- La historia de la humanidad está plagada de guerras y violencia.
- No hay ningún otro animal que mate a miembros de su misma especie de modo tan sistemático como lo hace el hombre.
- Los periódicos dan cuenta cada día de muchas formas de violencia.
- Depende de cada uno de nosotros el erradicar todas las formas de violencia que se emplean hoy en día.
3. Escribe un texto en el que expreses tu propia opinión sobre uno de los siguientes temas:
- Los derechos de la gente joven.
- Los peligros que amenazan el equilibrio ecológico del planeta tierra.
- La televisión y su influencia en el comportamiento del público.
- La conveniencia de practicar deportes.
- Las nuevas tendencias musicales.
4. Redacta en orden todas tus acciones desde que te levantas hasta que te acuestas.